viernes, 2 de octubre de 2009

CONSECUENCIAS FILOSÓFICAS


1. Experiencia pre-sensorial y empirismo puro

Si es correcto todo lo que hemos explicado sobre la capacidad del aparato de determinar cualidades sensoriales para conocer el mundo exterior, a partir de las condiciones del entorno, las experiencias pasadas, las relaciones entre ellas y la habilidad de modificar o actualizar las experiencias, entonces, desafía hipótesis anteriores. Una de ellas siendo la que afirma que las experiencias surgen de información sobre las cualidades del objeto externo que siempre están presentes (materia prima) y luego la mente lo organiza. Cuando realmente la percepción trata sobre la diferenciación y clasificación de las respuestas creadas por conexiones que son establecidas por la experiencia pasada (pre-sensorial) o eslabonamientos. Por lo tanto, la experiencia pre-sensorial lleva a la mente y la consciencia, no al revés, ya que la experiencia se basa en el significado de un conjunto de acontecimientos que se da por asociaciones pasadas.

No todo lo que conocemos es gracias a la experiencia porque la experiencia pasada o pre-sensorial ya había creado lo que se conoce como el conocimiento acumulado. Además, cada respuesta está basada en la distinción que se logra inconscientemente. Por el contrario, la experiencia consciente se define cuando esa experiencia en particular no efectúa los acontecimientos en relación a otros. Por eso, todo el conocimiento fenoménico que tenemos no necesariamente debe coincidir con el mundo físico porque las respuestas basadas en eslabonamientos no siempre son válidas. Esto obliga a que se lleve a cabo el proceso de reclasificación, que logra reconocer símbolos iguales mientras sostienen un valor diferente. O sea que se modifican y sustituyen las relaciones anteriores por nuevas, que surgen de una experiencia desconocida, para que sea más preciso. Como consecuencia, sabemos que nuestro conocimiento es verdadero porque nos guiamos por el significado de los elementos y menos por la experiencia. Para ello debemos tomar en cuenta las relaciones que existen entre los objetos, las que han existido y las que pudieron haber existido.

En conclusión, terminamos con un sistema autofundado o circular donde definimos los elementos de acuerdo a las relaciones que comparten con otros sin saber la parte específica que fue afectada. Nuestro conocimiento es gracias a las experiencias pasadas y la existencia de relaciones entre elementos.


2. El fenomenismo y la inconstancia de las cualidades sensoriales

El mundo fenoménico no es del todo preciso porque es guiado sólo por nuestros sentidos. Por eso necesitamos también de la ciencia, que construye un mundo objetivo donde es posible mostrar una clasificación de acontecimientos diferente. Este compara acontecimientos percibidos por varias personas para definir un solo acontecimiento. O sea que toma en cuenta la relación que existe entre ellos y no específicamente. Además, todas las relaciones requieren de modificación o cambio para reclasificar dichos acontecimientos ya que sus presentaciones varían. Esto quiere decir que se necesita de la discriminación para enfrentar los cambios que pueden darse. También, para percibir estímulos se requiere cierta constancia porque no es posible un reconocimiento cuando un acontecimiento es totalmente irregular. Por lo tanto, percibimos un mundo ordenado.


3. Dualismo y materialismo

La teoría de Hayek se considera materialista ya que determina mediante las relaciones que se pueden observar en el mundo material. Por otro lado, las teorías dualistas mantienen que todo proceso se efectúa ante una sustancia específica y distinta. Realmente, utilizar el término sustancia es un error porque no hay nada que lo evidencie. Por eso se usan las relaciones que estamos seguros que existen.

El hecho que no podamos saber con certeza la manera en que se ordenan los elementos, sólo nos queda deducir. En cambio, sí conocemos la mente porque fue formada por nosotros mismos y es el orden que nos permite conocer el mundo externo. Así mismo, optamos por un punto de vista dualista ya que nunca podremos unir todo nuestro conocimiento porque siempre va haber una distancia entre lo físico y mentales.


4. La naturaleza de la explicación

Ahora es importante explicar en breves palabras sobre la teoría ya expuesta anteriormente la cual intenta explicar los procesos mentales concretos. Para llevar esto a cabo es necesario utilizar el concepto de explicación, ya que esto en sí mismo es uno de los procesos mentales que la teoría intenta explicar.

Como hemos dicho ya anteriormente, la explicación es formar en el cerebro un conjunto de acontecimientos que se desean explicar, acontecimientos en los que sus partes son a la vez una estructura más amplia de relaciones, las cuales forman un esquema semipermanente del cual los sucesos reciben su significado. Si vemos el concepto de como un modelo singular relacionado al fenómeno que se quiere explicar, no está del todo evidente qué es lo que se quiere dar entender por modelo. Sin embargo, la similitud con un modelo mecánico es adaptable ya que éste es válido porque las propiedades de sus partes de obtiene como dadas, y muchas veces se asumen como correspondientes a las propiedades a las partes del resultado que el modelo da.

Además, la probabilidad que tenemos de poder formar un modelo para explicar un fenómeno, significa que debemos tener disponible varios elementos que su modo de trabajar en diferentes circunstancias, no sea conocido con individualización del modelo concreto en el que dichos elementos son utilizados.

La idea de un modelo que se forma en el cerebro, sólo puede servir a partir de que consigamos valorar a las distintas partes que lo componen, y este valor se lo da la explicación de la especificación de las cualidades sensoriales, basando su posición en el mapa de las experiencias pasadas que se ha formado en el cerebro.


5. La explicación del principio

La explicación siempre se va a referir a clases de sucesos, y sólo aclarará las propiedades que son frecuentes a los elementos de la clase. También la explicación es siempre genérica esto quiere decir que se refiere a características comunes de los fenómenos y no puede explicar un determinado conjunto de sucesos. Sin embargo, puede tener varios grados de generalidad o puede acercarse a una explicación completa de cierto conjunto de acontecimientos.

Acerca del modelo, es importante saber que mientras más simple sea, más amplia será la variedad de fenómenos concretos de los que él reproduce a un solo aspecto, y mientras más complejo sea el modelo, más tendrá que delimitar su campo de uso.

La mayoría de teorías intentan exponer un principio común que trabaja en varios casos específicos, a esto se le conoce como “explicaciones de principio”, la diferencia de éstas con una explicación más detallada es el grado de generalidad. Además, la diferencia entre la explicación del principio sobre el que trabajan varias clases de fenómenos y la explicación más detallada de fenómenos más específicos es obvia si notamos la usual diferencia entre las partes teóricas y las aplicadas de distintas ciencias. Una clase teórica de fenómenos solo puede fundarse para siempre media vez se ha encontrado un principio general de aplicación a todos sus miembros, o sea un modelo que represente las características que tienen ellos en común.

Ahora bien, la diferencia entre las clases empíricas y las teóricas es que la empírica se encuentra limitada a los fenómenos observados y la teórica nos da lugar a definir el lugar en el cual pueden varias los fenómenos de la clase descrita. Por lo que sabemos de esto, los acontecimientos que llamamos mentales son una clase empírica.


6. Los límites de la explicación

Una explicación de principio no necesariamente nos debe llevar a una explicación de detalles, por ejemplo, existen varios campos en los que las dificultades prácticas impiden que se lleve a cabo explicaciones de principio que nos den como resultado sucesos concretos. Este es el caso de fenómenos concretos como la meteorología, biología, etc. Es importante mencionar además, que aparte los límites prácticos que existen, también están los del cerebro humano que se ve limitado a dar explicaciones en muchos casos.

Si el proceso de explicación que hemos dado es correcto, para poder llevar a cabo dichas operaciones, cualquier organismo o aparto debería tener características que las determine las propiedades de los sucesos que desea explicar.

La propuesta que aquí se desea plantear es que un instrumento de clasificación deberá poseer un grado de complejidad mayor al objeto que está clasificando, del mismo modo una estructura deberá poseer un grado de complejidad menor al agente explicativo. Es por esta razón que le cerebro humano jamás logrará explicar del todo sus operaciones. Esto que hemos dicho aquí, tiene una gran importancia y varias consecuencias por lo que necesita de una demostración más precisa.

Para comenzar, es importante definir que en los objetos de clasificación se tomarán en cuenta únicamente las propiedades que van a servir para clasificarlos. Luego, el grado de complejidad de la clasificación puede calcularse utilizando el número de clases en el que está incluido y por el número de categorías en las que está clasificado. Este número se podrá utilizar después para compararlo con otro objeto que también esté en proceso de clasificación. Asimismo, podemos utilizar el número de clases distintas, a las cuales el objeto debe responder, como una medida de la complejidad del mismo. Este mismo proceso lo podemos utilizar para el tipo de clasificación simultánea o conjunta que hemos llamo “construcción de un modelo”.

Como hemos dicho ya anteriormente, un aparato apto de fabricar en su interior modelos de constelaciones distintas de elementos, debe ser más complicado que cualquier constelación singular de los elementos de los cuales puede formar un modelo. Esto se debe porque aparte de mostrar la manera en que cualquiera de esos elementos trabajará en cierta situación, también debe ser capaz de representar la manera en que cada uno de dichos elementos trabajará en cada circunstancia de una amplia variedad de situaciones.


7. La división de las ciencias y el “libre albedrío”

Nuestra teoría llega a la conclusión que la mente no es el único conjunto, también los procesos mentales individuales deben ser tomados como una clase única de fenómenos que jamás podremos explicar en términos de “leyes físicas”, a pesar que son producidos por los mismos principios que trabajan en el mundo físico. Además, en el trato de los procesos mentales, nunca vamos a poder evitar el uso de términos mentales y siempre nos debemos mantener dentro de los límites del dualismo prácticos. Esto nos lleva también a que nunca seremos aptos de conseguir una total “unificación” de las ciencias, en el sentido de poder explicar en términos físicos todos los fenómenos que las mismas ocupan. Para estudiar la acción humana, el punto de partida siempre deberá ser el conocimiento directo que tenemos de los distintos tipos de sucesos mentales, que para nosotros son entidades que no se pueden reducir.

La constante diferencia entre el conocimiento que tenemos sobre el mundo físico y los acontecimientos mentales, siempre suele tenerse en cuenta como el único objeto de la psicología. Sin embargo, ésta está limitada a la descripción del tipo de procesos físicos por los cuales se pueden producir varios tipos de procesos mentales, cualquier explicación que quiera ir más allá de la explicación del principio, deberá hacerse por medio de la experiencia directa. Esto quiere decir que el tipo de explicación que nos podría dar las ciencias físicas no es el correcto para explicar los acontecimientos mentales.

Si utilizamos la psicología introspectiva, siempre debemos tener como punto de partida el conocimiento directo que tenemos de la mente humana, para luego utilizar nuestro conocimiento directo de los sucesos mentales. Sin embargo, esta psicología jamás será capaz de vencer la gran diferencia que existe entre el mundo mental y el físico. Además, tampoco será capaz de explicar por qué debemos pensar de esta manera y no de otra, debido a que siempre llegamos a conclusiones específicas; de igual forma, la idea de una mente que se logra explicar a sí misma es totalmente contradictoria.

La sociología del conocimiento intenta explicar los fenómenos mentales a partir de hechos físicos, lo cual ya hemos mencionado que es imposible. En este sentido podemos aspirar únicamente a una explicación de principio lo mismo que se propone alcanzar la epistemología. Del mismo modo, estos argumentos tiene relación con la vieja controversia del “libro albedrío”. Aunque pudiéramos conocer la actividad humana mediante procesos físicos, entendiendo el principio general que la determina, esto no quiere decir que podamos ver una acción humana específica como resultado de algún conjunto de circunstancias físicas. Las decisiones humanas siempre se harán presentes como producto de la personalidad, o sea toda la mente de una persona.

Para poder tener una relación ideal entre el mundo físico y el fenómenos que nos ofrece los sentidos, debemos realizar la tarea de las ciencias físicas de un modo totalmente distinto al usual, o sea deberíamos de ser capaces de demostrar en qué manera las distintas partes del modelo de nuestro mundo físico son clasificadas por la mente; por lo tanto, si esto es imposible, también lo es una explicación total del mundo fenoménico.

En conclusión se puede decir que la mente siempre deberá ser un tema que sólo podemos conocer por medio de la experiencia difracta, que nunca seremos capaces de explicar, ni de establecer qué eventos físicos corresponden a un evento mental específico.

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